Al principio los operadores telefónicos fueron bastante solícitos y cumplieron con las reglas de mimetización, las que con el correr de los tiempos fueron olvidando y, hoy por todas nuestras ciudades tenemos los esperpentos metálicos y horrorosos a los que nos referimos sin camuflaje

Por: Antero Flores-Araoz
Como muchos recordarán, tiempo atrás las Municipalidades ponían diversas trabas para la instalación de las torres y antenas de telecomunicaciones y hacían la vida imposible a los operadores telefónicos. No tenían capacidad ni legal ni técnica en materia de telecomunicaciones, pero como dicen los mayorcitos, “metían su cuchara indebidamente”, llegando al extremo algunos municipios de proscribir en sus territorios las susodichas antenas. Incluso hubo hasta un municipio que se jactaba de ser del distrito financiero, que prohibió irresponsablemente las antenas, sin percatarse que sin ellas no funciona la telefonía móvil (celulares) y difícilmente se podrían comunicar los entes financieros con su clientela.
Para resolver el tema, el Congreso dictó la “Ley para la Expansión de Infraestructura en Telecomunicaciones” (N° 29072), la que el Poder Ejecutivo promulgó, mediante la cual se concentró en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, todo lo que se refería a autorizaciones, permisos y licencias para torres y antenas de telefonía. La Ley en cuestión fue reglamentada por el Decreto Supremo N° 003-2015-MTC, modificado por ael Decreto Supremo N° 004-2019-MTC.
Siendo consciente el Sector Transportes y Comunicaciones, que las torres y antenas de telefonía son bastante feas, siendo generosos en la calificación, dispuso que ellas fuesen mimetizadas para no romper el ambiente y ornato de nuestras ciudades, aprobando en los Reglamentos mencionados la forma de “adornar” las estructuras de telecomunicaciones. En buena cuenta su “maquillaje” en forma de mimetización, como es aparentar que se trata de árboles, hasta que en ellos se coloque luminarias.
Al principio los operadores telefónicos fueron bastante solícitos y cumplieron con las reglas de mimetización, las que con el correr de los tiempos fueron olvidando y, hoy por todas nuestras ciudades tenemos los esperpentos metálicos y horrorosos a los que nos referimos sin camuflaje.
Como quiera que difícilmente el Ministerio de Transportes y Comunicaciones puede controlar que se cumpla con la mimetización de las antenas en todo el país, sería conveniente que dicha tarea la ejerzan los municipios. Solo esa competencia y no otras en materia de telecomunicaciones, dado de que por mandato de la Ley Orgánica de Municipalidades N° 27972, ellas tienen dentro de sus atribuciones y facultades las del ornato en sus respectivas circunscripciones.
No se requiere ni expedir nuevas normas legales, como tampoco modificar las existentes, toda vez que la Ley de Municipalidades, por más que sea anterior a la de “Expansión de Infraestructura en Telecomunicaciones”, es Ley Orgánica, esto es de mayor rango que una Ley Ordinaria, que tampoco intentó quitarle la facultad controladora del ornato a las autoridades ediles.
En consecuencia de lo expuesto, pueden “convivir” las torres y antenas telefónicas con las ciudades, siempre que se cuide el ornato y, esto último si lo pueden y deben hacer los municipios, por supuesto sin exageraciones ni abusos de autoridad, como lamentablemente incurren algunos alcaldes.
Antero Flores-Araoz
Parlamentario de 1990 al 2006, incluyendo congresista constituyente
Presidente del Congreso 2004-2005
Embajador ante la OEA 2007
Ministro de Defensa 2008-2009
Premier 2020
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