Lo que ya es demasiado, es que en las reuniones, cualquiera saca el teléfono móvil y dice un “selfie” y se toma la foto con quien le da la gana, y como la pantalla es pequeña tiene que acercar su cara a la de la otra persona, y ello ha ocasionado más de una molestia, al interpretarse equívocamente el acercamiento de los “cachetes”

Por: Antero Flores-Araoz
Al leer el título de estos comentarios, es probable que solamente los eruditos, conocerán que existió don Manuel Antonio Carreño, quién alrededor del año 1853 escribió el hoy llamado Manual de Carreño.
Es un libro que da cuenta de las reglas de conducta en cuanto a urbanidad y cortesía, las cuales se han ido olvidando, lo que lastimosamente endurece las relaciones entre las personas, perdiendo amabilidad y buen trato, para tornarse en agresivas o por lo menos displicentes.
Si hoy tuviera que hacerse un nuevo Manual de Carreño, tendríamos que incluir respuestas a expresiones poco amigables de algunas damas, cuando se quiere ser corteses con ellas y se les ofrece el asiento en el ómnibus o en el metro. Su tantas veces publicitada “igualdad” les impide a muchas aceptar un gesto de buenos modales.
Pero en el nuevo Manual tendría que incluirse todo lo relacionado con el uso del teléfono móvil o celular, pues en los tiempos en que vivimos existen más personas con celular que sin él en todo el mundo.
Como anécdota les cuento que en una cena “formal” la señora, regia por cierto, que le toqué a su costado, en voz baja y temerosa, me preguntó en qué lado del plato y cubiertos debía colocar su celular.
Realmente hay temas en que la propia lógica da respuesta a las dudas, pero por si fuera necesario se debería cambiar el sonido de las llamadas por el vibrador, sobre todo si estas por ejemplo en una ceremonia o en un funeral. Más aún, debería tenerse apagado el celular en actos religiosos, espectáculos musicales, teatro y cinematografía, entre otros, pues no solamente perturba el sonido de la llamada, sino también lo que puede contestar la persona que recibió la llamada.
Antes, cuando no existía celular, y estabas en algún museo, reunión al aire libre, o en cualquier otra ocasión, se impedía el uso de máquinas fotográficas con “flash” para no dañar obras de arte o no molestar a las demás personas. Hoy como casi todos tienen celulares y con los celulares también se toman fotos, simplemente nos vuelven locos. Hay impertinentes que se paran del asiento y toman las fotos que les viene en gana, sin preocuparse que detrás de ellos hay otras personas a las que en ésa forma se les impide ver lo que hay delante.
Lo que ya es demasiado, es que en las reuniones, cualquiera saca el teléfono móvil y dice un “selfie” y se toma la foto con quien le da la gana, y como la pantalla es pequeña tiene que acercar su cara a la de la otra persona, y ello ha ocasionado más de una molestia, al interpretarse equívocamente el acercamiento de los “cachetes”.
Ya lo que colma la paciencia, es cuando el que desea selfies tiene una “herramienta” metálica que soporta al celular y que a la distancia con él se toma las fotos, pero al abrir y extender el famoso adminículo pues golpea la cabeza de quien está delante del fotógrafo.
La “regla” es sencilla: respetar a los demás.
Antero Flores-Araoz
Parlamentario de 1990 al 2006, incluyendo congresista constituyente
Presidente del Congreso 2004-2005
Embajador ante la OEA 2007
Ministro de Defensa 2008-2009
Premier 2020
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