Además de los beneficios evidentes para la salud, cocinar en casa se convirtió en una alternativa clave para ahorrar dinero y optimizar los recursos del hogar. Frente al aumento en los costos de vida y el consumo de alimentos procesados, esta práctica vuelve a ocupar un lugar protagonista en la vida cotidiana
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una alimentación equilibrada puede ayudar a prevenir enfermedades no transmisibles como la diabetes, patologías cardíacas y ciertos tipos de cáncer. También resulta fundamental para combatir el sobrepeso y la obesidad, condiciones que afectan tanto a niños como a adultos a nivel global.
Pero los beneficios no terminan ahí. Estudios demuestran que cocinar en casa puede ser hasta cinco veces más económico que pedir comida a restaurantes o aplicaciones de envío (Wellio, 2018). A los aportes en salud se suma, entonces, el impacto financiero positivo: comer en el hogar es generalmente más accesible, se reduce el desperdicio al planificar mejor las compras y las sobras pueden convertirse en nuevas preparaciones.
En este sentido, la tecnología aplicada a la cocina potencia aún más el ahorro. “El aluminio fundido de los productos Essen asegura durabilidad, conductividad del calor y ahorro de energía. Sobre una hornalla, una cacerola Essen consume seis veces menos gas que un horno, reemplazándolo para siempre, lo que le permite a cada usuario ahorrar más del 70% de gas en sus recetas”, afirma Cristian Piers, Director Comercial Región Sur.
Cómo ahorrar gas mientras cocinas
Adoptar hábitos simples puede marcar una gran diferencia en el consumo energético:
- Cocinar a fuego moderado.
Evitar el fuego alto no solo preserva la calidad de los alimentos, sino que reduce el gasto de gas. En la mayoría de las recetas, una potencia media es suficiente. -
Mantenimiento de quemadores.
La grasa, el polvo y los restos de comida pueden obstruir los orificios del quemador, generando una cocción desigual y consumo innecesario. La limpieza regular garantiza una mejor distribución del calor. - Cocción eficiente.
Pequeños gestos optimizan el uso del gas: tapar la olla puede ahorrar hasta un 25% de energía, y no es necesario “precalentar” hornallas como si fuesen hornos. - Elegir materiales efectivos.
El aluminio posee una conductividad que permite retener el calor incluso a fuego bajo. Esto extiende la cocción con calor residual y disminuye el tiempo de uso de las hornallas.
Este tipo de ahorro es real y está al alcance de cualquier hogar. “En Essen desarrollamos productos que permiten utilizar tan solo una hornalla ofreciendo la misma calidad de cocción que en el horno y en un menor tiempo, generando un gran ahorro en el consumo de gas y energía”, suma Marcela Elgart, Gerente de Producto de Essen, compañía líder en diseño, desarrollo, fabricación y comercialización de productos de alta calidad para la cocina, con presencia en seis países de Latinoamérica.








































