Por: Ignacio Arana Bullón
Los lamentables sucesos de huaycos en todo el país (deslizamientos de agua con lodo y piedras) ha dejado al descubierto una problemática a nivel nacional que todos los años se repite pero que nadie hace nada por remediarlo: dejadez del Estado por prevenir los desastres naturales y la falta de una política de Ordenamiento Territorial.
Por todos es conocido que la naturaleza recupera su territorio invadido por los seres humanos. Y los ríos siempre- así pasen 100 años- vuelven a reclamar su espacio para el discurrir de sus aguas. Quienes vivan allí sufrirán sus consecuencias.
Y aunque suene feo, pero las víctimas de los huaycos son víctimas de su propia irresponsabilidad al construir (¿o invadir?) en cauces de ríos o quebradas que son vías naturales de los deslizamientos de agua y tierra.
La mayoría son asentamientos informales y, ahora, se revela y conoce que muchos otros son urbanizaciones formales de asociaciones de vivienda que cuentan con autorización municipal. ¿Cómo obtuvieron esas licencias? ¿corrupción al estilo Odebrecht?
Círculo vicioso
Sucedido el hecho, las autoridades se desesperan por auxiliar a las víctimas y éstas se niegan a mudarse de sitio ya que allí crecieron y están acostumbrados a los huaycos o inundaciones, cayéndose en un círculo vicioso de ineficiencia e ineptitud de ambas partes.
Chosica y sus alrededores, donde han sucedido gran número de huaycos en los últimos días, debe ser ya declarado zona inviable para vivir y el gobierno debería iniciar los estudios para mudar a toda esta población a otra localidad cercana, con toda la carga social que esto implica. Caso contrario, el próximo año será lo mismo.
Falta de iniciativa y creatividad
Esta desgracia demuestra que la problemática de los huaycos no es abordada de manera adecuada y sólo se actúa cuando los hechos ya ocurrieron, y no de manera preventiva como sucede en el campo médico donde la población ya entendió que para evitar enfermedades hay que hacerse chequeos previos para detectar la enfermedad antes que sea tarde.
¿Por qué ninguna institución del Estado ha mandado brigadas de especialistas a recorrer las alturas o cerros de Chosica para ver la consistencia de sus suelos o detectar acumulación de agua de lluvia en pequeñas lagunas que se van a desbordar hacia territorio menos elevado? ¿Es tan difícil eso?
Si no quieren mandar a especialistas, entonces ¿por qué no se contrata una empresa de drones que puede sobrevolar estos territorios y conocer si los suelos están removidos por lluvia o existe concentración de agua que puede producir un deslizamiento? El Observatorio Vulcanológico del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (INGEMMET) lo hace y estudia y vigila los volcanes activos del sur del Perú sin ningún problema.
Si ya no quieren hacer ninguna de las dos alternativas, entonces, ¿por qué no se utiliza nuestro satélite submétrico PerúSAT-1 que costó S/. 575 millones.( US$ 213 millones), lanzado el año pasado y que fue comprado, entre otras cosas, para la prevención de desastres? ¿No puede este aparatejo monitorear el área de Chosica, mapearlo, y advertir de los peligros de un huayco? ¡Qué paradoja!
Si la degradación de suelos en los cerros que rodean a Chosica es por la falta de vegetación y la tala de árboles, ¿por qué el Ministerio de Ambiente no ha iniciado una acción agresiva de reforestación de esas zonas?
Otra deficiencia que se advierte en esta desgracia es casi la inexistente aplicación de una política de Ordenamiento Territorial en el país tanto por parte del Gobierno Central, Regional y Local, a pesar que el Ministerio del Ambiente (MINAM) posee una Dirección al respecto.
No hay Ordenamiento Territorial
¿Qué entendemos por Ordenamiento Territorial? Es un proceso técnico, administrativo y político de toma de decisiones concertadas con los actores sociales, económicos, políticos y técnicos para la ocupación ordenada y uso sostenible del territorio.
En este proceso, se consideran las condiciones sociales, ambientales y económicas para la ocupación del territorio, el uso y aprovechamiento de los recursos naturales, a fin de garantizar un desarrollo equilibrado y en condiciones de sostenibilidad.
Se gestiona y minimiza los impactos negativos que podrían ocasionar las diversas actividades y procesos de desarrollo que se desarrollan en el territorio; garantizando el derecho a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado a su desarrollo de vida.
De haber tenido el Perú, sobretodo la ciudad de Lima, una desarrollada política de Ordenamiento Territorial se hubiera evitado los desastres que ahora lamentamos ya que se habría tenido una gestión de información territorial adecuada y una reducción y prevención del riesgo de desastres.
Más aún, cuando es un derecho de todos los peruanos de vivir en un ambiente sano y sostenible para la calidad de vida, tal y como se establece en el artículo 2 de la Constitución Política del Perú.
En resumen, falta iniciativa y creatividad para afrontar estos desastres naturales así como una fuerte política de Ordenamiento Territorial para la regularización de asentamientos informales que ocupan lechos de río o quebradas que son vías de desfogue de los huaycos.
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