Lo que no puede ser materia ni de usos, costumbres y modas, es el tema de los valores. Recientemente leí una frase que conmueve, sobre el ser humano, es de autoría del matemático Al-Khawarizmi y dice más o menos así: “Si tiene ética, su valor es = 1. Si además es inteligente, agréguele 0 y su valor será = 10. Si también es rico, súmele otro 0 y será = 100. Si por sobre todo es una bella persona, agréguele otro y su valor será = 1,000. Pero si pierde el 1 que corresponde a la ética, perderá todo su valor, pues solamente le quedarán los ceros. Así de sencillo: sin valores éticos ni principios sólidos no quedará nada, solamente delincuentes corrupto y malas personas

Por: Antero Flores-Araoz
Desde mucho tiempo atrás, era frecuente leer en la normatividad legal, que no podía pactarse contra la ley, el orden público y las buenas costumbres.
Lo expuesto, en el entendido que todos esos referentes eran por lo general estáticos y se presumía que nada ni nadie quería moverlos
Sin embargo, la realidad es otra, y por más que tratemos qué la legislación tenga cierta estabilidad y permanencia en el tiempo, no lo logramos. Lo mismo sucede con las buenas costumbres, aunque no con el orden público cuyas raíces son más fuertes.
Los usos y costumbres, por supuesto que cambian, aunque cada vez es más difícil establecer cuáles son las “buenas” costumbres, muchas de ellas confundidas con modas sociales, de alimentación y de vestimenta, entre tantas otras.
Adaptarse a las novísimas costumbres y, no necesariamente “buenas”, es difícil, pues si bien algunas son irrelevantes, otras chocan contra creencias y principios. Peor aún, el mundo se inclina al hedonismo del día, sin pensar en el mañana.
Los horarios corridos impiden relación interfamiliar; las ocupaciones laborales de la pareja influyen en la desatención de los hijos; el cada vez más caótico tráfico, estresa; la delincuencia obliga a estar en guardia; la a veces inhumana competencia laboral lleva a la orfandad de elementales principios de fraternidad y, la visión de políticos y gobernantes corruptos llevan a la desesperanza con pérdida de fe.
A lo señalado tenemos que agregar la pésima costumbre del palo encebado, en que si alguien está en ascenso o triunfante, entonces hay que jalarlo para que se caiga.
Hay también costumbres muy cambiantes, pero que no tienen la connotación grave que las anteriores, como puede ser el cada vez menor contacto físico entre las personas para comunicarse. He visto conversar en el mismo recinto por whatsapp o chateo.
La vestimenta ni que decir. Mientras que quien cuenta con menores recursos pretende vestirse como se debe, quien los tiene lo hace con harapos, sobre todo pantalones rotos. Ésa es la moda, parecer pordioseros sin serlo.
Si lanzas un piropo cordial y lisonjero, te puedes ganar una bofetada. Si vas a ir a una boda, ¡oh sorpresa! es en Máncora, cuando no tienes que ir a distritos alejados de la capital como Asia, Pisco, Pachacamac y Lurín.
En fin, todo lo últimamente dicho es llevadero, pero lo que no puede ser materia ni de usos, costumbres y modas, es el tema de los valores. Recientemente leí una frase que conmueve, sobre el ser humano, es de autoría del matemático Al-Khawarizmi y dice más o menos así: “Si tiene ética, su valor es = 1. Si además es inteligente, agréguele 0 y su valor será = 10. Si también es rico, súmele otro 0 y será = 100. Si por sobre todo es una bella persona, agréguele otro y su valor será = 1,000. Pero si pierde el 1 que corresponde a la ética, perderá todo su valor, pues solamente le quedarán los ceros. Así de sencillo: sin valores éticos ni principios sólidos no quedará nada, solamente delincuentes corrupto y malas personas”.
Antero Flores-Araoz
Parlamentario de 1990 al 2006, incluyendo congresista constituyente
Presidente del Congreso 2004-2005
Embajador ante la OEA 2007
Ministro de Defensa 2008-2009
Premier 2020
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