Al agregar 16 equipos sin opciones de levantar la copa del mundo, con todo el respeto para ellos, se crean los dieciseisavos de final. Dichos encuentros también serán menos atractivos para los que la conocen. ¿Entonces, para qué sirve una clasificatoria? ¿No es para seleccionar precisamente a los sobresalientes?

Por: Nestor Díaz
La ecuación del marketing deportivo nos dice: el mercado está satisfecho siempre y cuando la gente que desea jugar un juego y los aficionados que quieren ver y pagar por ver a otros jugar, lo realicen con pasión y en un entorno agradable para todas las partes. Esto no acontecerá en la fase de grupos del próximo mundial 2026 de las tres naciones norteamericanas. Dado que dicho evento (el más apreciado en el ámbito del fútbol) contará con 48 equipos en lugar de 32, tres “de casa”, distribuidos en 12 grupos. La primera fase desfigurada por completo, con partidos que ningún mortal querrá observar y para los seleccionados será como una pretemporada en la calle. Ah, pero el paquete televisivo se vende completo, todo o nada. Ahí está el negocio.
Cada año y cada mundial se va matando al fútbol como tal; se priorizan los ingresos, los dólares por encuentro; sin embargo, no se toman un tiempo para recapacitar que son personas las que se sacrifican en la cancha por su bandera. Por lo tanto, aumentar el número de participantes convierte a un mundial en una danza de goles sin gritos con verdadera pasión. En este mundial de verano yanqui, no les importará si juegan sin descanso, con viajes agotadores para algunas selecciones y sin tiempo para entrenar con vista en el próximo rival; con tal de regalar a algún político un trofeo. En esa línea, Bélgica e Inglaterra (de los que aspiran a una medalla) son los más perjudicados en la fase preliminar.
Lo llamaré “fase preliminar”, debido a que no hay ni siquiera un “grupo de la muerte” y tampoco es digno de calificarlo como fase de grupos. Por ahí unos cuantos matches de nivel; el resto es una burla. Uno o tres grupos llamaban la atención en los anteriores mundiales; no obstante, en junio del 2026, dicha fase será un paseo a caballo de paso fino, sin un rasguño, ya que para las selecciones top sería un riesgo atacar con todo su arsenal.
Por otro lado, en lo que concierne al sorteo, László Csató, investigador del Instituto de Ciencia Computacional y Control de Hungría, es uno de los que se muestra en desacuerdo con la forma de asignación a las selecciones en las “cuadrillas”. Como brindar privilegio a los anfitriones, separación de los europeos y no hallar un encuentro como una final adelantada en la “fase preliminar”.
Al agregar 16 equipos sin opciones de levantar la copa del mundo, con todo el respeto para ellos, se crean los dieciseisavos de final. Dichos encuentros también serán menos atractivos para los que la conocen. ¿Entonces, para qué sirve una clasificatoria? ¿No es para seleccionar precisamente a los sobresalientes? Ellos ya jugaron su mundial en sus respectivos continentes. Al mundial van los mejores, no equipos para rellenar el calendario, que lo convierte más previsible y extenuante para los que lo merecen. Solo queda que Dios ilumine las tardes-noches norteamericanas y que la llama del amor por el juego no se apague. ¡Centro al área y tú tienes el balón!





































