La motivación para disimular los letreros o avisos publicitarios en los locales comerciales, es porque aún no cuentan con la autorización municipal para colocarlos y, como los municipios demoran en sus trámites algo parecido al Poder Judicial, en que cualquiera se puede morir de viejo antes que salga su sentencia o su licencia, pasan las semanas y los meses y el ornato urbano sigue afectado por las “mortajas publicitarias” como las hemos llamado para graficar nuestra crítica

Por: Antero Flores-Araoz
Una de las tantas atribuciones de la autoridad municipal, de acuerdo con la Ley Orgánica de Municipalidades y normas complementarias, incluyendo ordenanzas municipales, es el ornato de las ciudades.
Para preservar el ornato urbano se han dictado normas que obligan al enlucido de las paredes exteriores y laterales de las edificaciones, se ha regulado la ubicación de las antenas para telefonía móvil, se han dictado disposiciones para el retiro del cableado telefónico en desuso, entre varias otras.
Comprendemos que algunas autoridades se hagan como se dice de la vista gorda, pues en nuestro país hay pobreza y muchísimas familias tienen que hacer enormes sacrificios para levantar su vivienda, siendo atendible que no les alcance para el enlucido reglamentario.
Sin embargo, hay diversidad de contaminación visual que también afecta al ornado, aunque es fácil de corregir, como es el abusivo número de avisos publicitarios en las vías de comunicación, pero que además distraen la atención de los conductores.
Evidentemente no ayuda mucho al ornato, ver en diversas edificaciones avisos publicitarios que anuncian el nombre del establecimiento, sobre todo comercial, como pueden ser mercados, panaderías, restaurantes, peluquerías, sastrerías, grifos y tantos otros, envueltos en plásticos o en papeles con lo cual relativamente esconden el contenido del aviso o del letrero publicitario.
Los letreros en cuestión, con el envoltorio al que nos referimos, parecen algo así como una mortaja y nos hace recordar las películas terroríficas de antaño sobre Frankenstein o Tutankamón, pero que también podría ser una momia de la época del incanato o de los faraones.
La motivación para disimular los letreros o avisos publicitarios en los locales comerciales, es porque aún no cuentan con la autorización municipal para colocarlos y, como los municipios demoran en sus trámites algo parecido al Poder Judicial, en que cualquiera se puede morir de viejo antes que salga su sentencia o su licencia, pasan las semanas y los meses y el ornato urbano sigue afectado por las “mortajas publicitarias” como las hemos llamado para graficar nuestra crítica.
Como el tema de los arbitrios o derechos publicitarios es un asunto de competencia municipal provincial, tenemos 195 provincias en el Perú, lo que significa que tendría que hacerse modificaciones en el mismo número de ordenanzas sobre publicidad exterior en propiedad privada, lo cual es dificultoso.
Por lo expuesto, lo más práctico sería una regulación a nivel nacional, simplemente modificando o agregando un artículo a la Ley de Tributación Municipal, por el cual las autorizaciones de letreros publicitarios que anuncien el nombre del establecimiento en el que se colocan, sean otorgadas automáticamente con la sola presentación del pedido al municipio, dándose plazo adecuado para que se paguen los derechos, tasas o arbitrios municipales. Ojalá haya algún congresista que presente iniciativa legislativa sobre el particular.
Adicionalmente recordamos que hay municipios que les ha dado por cambiar el cemento por empedrado, bajo la motivación que es “más bonito”. Sugiero que olviden lo estético y vuelvan al cemento, pues las piedras están sirviendo para atacar a nuestra Policía.
Antero Flores-Araoz
Parlamentario de 1990 al 2006, incluyendo congresista constituyente
Presidente del Congreso 2004-2005
Embajador ante la OEA 2007
Ministro de Defensa 2008-2009
Premier 2020
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