Por: Antero Flores-Araoz
Todos sabemos que el Estado requiere recursos, pues si carece de ellos no puede atender sus obligaciones de educación, salud, seguridad interna y externa, infraestructura, así como también remuneraciones y pensiones de los servidores públicos, entre otras muchas.
Para obtener recursos el Estado recurre principalmente a los tributos, como son impuestos, contribuciones y tasas y, cuando ellos no son suficientes solicita empréstitos, tanto nacionales como internacionales, pero ello debería ser para obras más no para el gasto corriente, siendo ello terriblemente tóxico como la famosa “maquinita” de triste recordación, en que se emiten billetes sin respaldo, generando inflación, convirtiéndose en el peor de los impuestos.
En lo que es la vocación del Estado por más recursos, usualmente busca al aumento de los mismos, pero cuando ello sale de los márgenes lógicos y supera a los promedios internacionales, se torna la recaudación regresiva, esto es, que los contribuyentes dejan de pagar.
Como bien sabemos, nos falta conciencia tributaria y ella se refleja en la gran informalidad que tenemos en casi todas las actividades económicas del país. Los informales están acostumbrados a tener a su personal fuera de planillas, no pagar las contribuciones y beneficios sociales, comercializar sus bienes y servicios sin emisión de comprobantes de pago. Tampoco pagan la tributación que les correspondería, entre otras el IGV que no es otra cosa que el impuesto a las ventas con el sistema internacional del valor agregado (IVA) y, del impuesto a las ganancias denominado Impuesto a la Renta.
Para lograr la gran metamorfosis del informal a formal el Estado se ve precisado a hacer campañas mediáticas de concientización, operaciones de inteligencia tributaria, así como a otorgar beneficios de índole impositivo a los adquirientes y usuarios de bienes y servicios.
Conociendo que tres de los rubros en que existe mayor informalidad y por ello evasión tributaria, como son la salud, la hotelería y el expendio de comidas y bebidas, se han concedido deducciones tributarias a los pacientes de los médicos, así como a los adquirientes de alimentos y bebidas preparadas en hoteles, restaurantes y similares, y a quienes se alojan en establecimientos de hospedaje.
Debido al incentivo de la deducción tributaria, el paciente, el comprador y el usuario, exigen el comprobante de pago y el obligado debe emitirlo electrónicamente para la respectiva fiscalización. Sin embargo, en el tema de salud solo es para los honorarios médicos, pero no están incluidos laboratorios de análisis clínicos en que también existe informalidad. En cuanto a alimentos y bebidas, se ha olvidado que hay clubes y otras instituciones que expenden comidas y bebidas a los asociados e invitados, sin otorgarles ni boleta ni factura, con lo cual hay evidente evasión.
Para solucionar lo señalado, ubicar más evasores y obtener mayor recaudación de tributos, sería conveniente en temática de salud, incorporar a los laboratorios y en el tema de expendio de comidas y bebidas a los clubes, con lo que seguramente habrá más recaudación.
Los incentivos deben ser temporales.
Antero Flores-Araoz
Parlamentario de 1990 al 2006, incluyendo congresista constituyente
Presidente del Congreso 2004-2005
Embajador ante la OEA 2007
Ministro de Defensa 2008-2009
Premier 2020
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